Y llegaste, un vez mas, primavera.

Primavera me va a decir usted, yo le respondo que ha llegado, y no precisamente por las flores en los arboles, que ya desnudos, daba hasta pena verlos, sino por lo conductual. Me refiero a que los cambios naturales sin duda influyen directamente en sus depositarios, y de tal forma, que todos llegamos a comportarnos de manera bastante extraña. Extraña a lo normal y rutinaria de nuestras actitudes.
Aparecen los soñadores en el transporte público, ese que se queda en la ventana mirando y mirando, lo mismo que siempre mira en sus recorridos diarios, pero que al menos ahora parece mas llamativo, o aquellas que han salido del cautiverio o él invernadero, para que, abriendo alas, vayan de flor en flor.
Aquel que la primavera causo quizás mas de lo que imaginó, y terminó diciendo lo que no queria o no debia, o aquella que aun por el paso de la primavera, sin nada, por un tercer año consecutivo, aun asi se enamora de lo verde, lo rosado, lo rojo, y la diversidad de colores y olores que se presentan no en una "maldita" sino ¡bendita! primavera.
Hoy, me di cuenta que en el afan primaveristico, mis queridas y me incluyo, nos estabamos conflictuando por amores y desamores. Como esas cosas que jamás pasan en un grupo de amigas, pasa ahora, porque la intensidad emocional hace cuidar lo suyo, o hace decirle a tus compañeras de aventuras, ¡heeey decidete, él me gusta a mí!, ¡heeeey, porque no me sos mas clara, si no te gusta entonces dejame uno!!.
Hasta me parece divertido, porque, entre vivir o no vivir, entre soñar o no soñar, entre morir o revivir, entre ser apasionada o no serlo. Me quedo con la primavera!.